viernes, 10 de junio de 2016

Vacaciones saludables

Por fin la anhelada llegada de las vacaciones para todos y con ellas, sol, piscinas, helados y mucho dormir.

Romper la rutina de los 10 meses anteriores es muy saludable y beneficioso para nuestro organismo pero sobrepasarse en ser demasiado flexibles, puede traer consecuencias a largo plazo.

Durante los últimos años, los medios de comunicación, las empresas de cremas protectoras e incluso las sociedades médicas no dejan de proclamar que el sol es malo y que es causante de los melanomas. Toda advertencia y todo estudio deber ser tenido en cuenta pero también obvian otra parte importante. En España, uno de los países con mayor número de horas de sol durante todo el año de la Unión Europea, es dónde más casos de déficit de vitamina D existen.

Tomar el sol 10-15 minutos sin protección a diario es fundamental para mantener una buena salud física y mental. El sol es el único capaz de hacer que se sintetize la vitamina D que se ingiere con la dieta. Los déficits de vitamina provocan alteraciones en el desarrollo de huesos y de desarrollo mental.
Este déficit no se combate por mucho que oigamos con más calcio y más lácteos sino con una combinación de lácteos y sol.

Lo ideal es tomar el sol 10 minutos, a primera hora de la mañana ( antes de las 11) o a última de la tarde ( después de las 19h en verano o de las 17h en invierno aproximadamente en función de la latitud en la que nos encontremos) sin protección de crema solar. Sin embargo, una vez pasados estos 10 minutos, es importante utilizar protección física ( camisetas, gorros, gafas de sol de cristal adecuado, sombrillas...). En el caso de pieles muy blancas (con fototipos 0-1) o más aún en el caso de bebés, se pueden emplear  determinadas cremas solares.






El descanso en las vacaciones forma parte de esa ruptura de la rutina. Dejar de lado los grandes madrugones, hacer deberes a diario, horarios estrictos... pero tampoco hay que pasar a levantarse a las 12 de la mañana, estar tumbado todo el día en el sofá y entretener a los peques con la tele, el móvil o la tablet.
Es momento de juego, de piscina, playa, parque, montaña, jugar con los amigos o hacer amigos nuevos, aprovechar para que conozcan otras actividades que no pueden hacer durante el curso por falta de tiempo; escuchar cuentacuentos en la biblioteca, ir a un museo interactivo, cocinar, ir al mercado a hacer la compra, pasear al perro, enseñar a cuidar las plantas... El verano ofrece tiempo para aprender y disfrutar del día a día con actividades a las que no hay por qué estar sujeto en horarios y que no tienen por qué ser exclusivas de adultos. No conviene sobrecargar las jornadas de los niños con más y más rutina si bien es cierto que no hay que dejar de lado la lectura, escritura...

Jugar al aire libre es una de las actividades más placenteras y beneficiosas para niños y adultos. El beneficio del sol, del contacto con la tierra y tener espacio amplio para moverse, correr, trepar, saltar, lanzar. Los deportes de agua, cometas, patinar, bicicleta... la competición es positiva pero ahora en verano es buen momento para relajarse, para mandarles la señal a los niños de que hay que disfrutar haciendo deporte y jugando, se gane o se pierda.
Podéis aprovechar en verano para aprovechar los beneficios de estar descalzo en la arena de la playa o en el césped e incluso en casa. Durante todo el año, los pies han estado cerrados en los zapatos y los dedos apenas tienen movilidad natural.
Por otro lado, el uso continuo de ordenadores hace que nos carguemos de iones que en muchos casos, provocan dolores de cabeza y malestar general parecido al cansancio.
Estar descalzos hace que la tierra nos "quite" esos iones y aprovechemos el beneficio de pisar en un teerreno desigual, donde nos podemos llevar una piedra, un trozito de palo... Este tipo de terrenos desiguales, como caminar con el vaivén en la arena de playa, hace que para nuestro cerebro sea un "reto" a pequeña escala y en lugar de automatizar la pisada, sea consciente de dónde va pisando. Ese "estrés" positivo que le provoca, activa la formación de nuevas conexiones neuronales.
































Aprovechando esa ruptura de la rutina, se suelen hacer muchas comidas fuera de casa. Aunque los helados y las chuches puedan formar parte más habitual en el verano, no hay que descuidar la alimentación. Se aconsejan comidas ligeras abundantes en productos frescos y ricas en verduras, frutas, ensaladas, carnes, pescados y huevos. Si se toman legumbres, mejor en ensaladas para evitar más pesadez en los días de más calor.  Como ahora no hay tanta prisa para llegar al colegio, se puede aprovechar a modificar los desayunos, introducir nuevos hábitos y no sobrecargar el organismo de inflamación creada por los productos procesados industrialmente o por las típicas galletas y cereales que tanta obesidad y diabetes están causando.





 




Seguramente hablar de vacaciones saludables diese para más posts pero por ahora me despido hasta septiembre, que disfrutéis mucho con vuestros hijos, que les dediquéis todo el tiempo que podáis y paséis con ellos de un bonito verano.

¡Nos vemos a la vuelta!

Un abrazo.

Sandra.